Andres Puello
Por: Andrés David Puello Ospino
Young International Specialist
 

Es común que al momento de emprender, las personas se centren en adquirir conocimientos, recursos y herramientas que les permitan crear y desarrollar sus iniciativas, todo orientado al aspecto operativo, debido a que así se ha enseñado en las escuelas y la sociedad a lo largo de muchos años, pero la gran mayoría de aspirantes a grandes hombres y mujeres de negocio pasan por alto aquel aspecto en el que quizá deben invertir más tiempo, recursos y dinero, y es precisamente su propio desarrollo personal. Para ilustrar al lector, a continuación, se enumeran 6 tips que se deben tener en cuenta al momento de emprender y que son fundamentales al momento determinar el éxito o fracaso al hacerlo.

Mírate a ti mismo como un emprendedor exitoso. Muchas personas al momento de decidir lanzar un nuevo negocio, lo hacen concibiéndose a sí mismos como personas sin experiencia intentando dar en el blanco con su emprendimiento, sin darse cuenta que este es un error fundamental debido a que al tener esa percepción débil de sí mismos, inconscientemente se condicionan a actuar y reaccionar de manera débil e insegura ante los diferentes retos que la experiencia misma ofrece. Un emprendedor debe considerarse como una persona exitosa, segura de sí misma y con todo lo necesario para convertir su idea en una realidad exitosa.

Elimina los bloqueos de abundancia de tu subconsciente. Desde los 0 a los 7 años, el cerebro humano absorbe la mayor cantidad de información al ritmo más rápido del que alguna vez lo volverá a hacer, y es en esta época en donde infortunadamente adquirimos muchas creencias, pensamientos y hábitos impartidos por nuestra familia y sociedad que auto sabotean la generación de abundancia en diferentes aspectos de vida, al permear en la forma en que percibimos la realidad y tomamos decisiones. Debemos ser plenamente conscientes de nuestras actuales creencias negativas y hacer todo lo que esté en nuestro alcance para eliminarlas e instalar creencias positivas que las reemplacen.

Se consciente de tus mayores fortalezas y poténcialas. Muchas personas se enfocan en trabajar en sus debilidades para mitigar su impacto negativo, cuando en realidad lo que deben hacer es identificar en qué son increíblemente buenos y desarrollar esas habilidades para convertirse en los mejores en su campo. De esta manera, al aprovecharlas al máximo y ponerlas al servicio de su emprendimiento muy seguramente lo llevarán al siguiente nivel.

Aprende constantemente. La mejor forma de aportar al crecimiento de tu emprendimiento es estar en estado de aprendizaje constante, y esto incluye 2 componentes principales. El primero, es desaprender para aprender, refiriéndose a saber dejar ir el conocimiento que tenemos sobre algún tema en específico, pero que no es del todo cierto o que no nos funciona, y llenar ese vacío por nuevo conocimiento más elevado que responda a la realidad que estamos viviendo. El segundo componente es adquirir el hábito del aprendizaje constante, manteniendo al cerebro ejercitado y absorbiendo información útil de manera constante a través de todas las modalidades posibles (libros, cursos, seminarios, conferencias, debates, etc).

Ten un plan de desarrollo personal definido. Es crucialmente importante saber en quién debes convertirte para obtener los resultados que deseas. Si eres un emprendedor y quieres tener una compañía con presencia internacional y muchos empleados, identifica qué habilidades y competencias debes adquirir en tu perfil para convertir esa idea en una realidad, y traza un plan de desarrollo personal con metas y pasos claros que te permitan convertirte en ese emprendedor exitoso que visionas ser.

Practica los hábitos de gratitud y confianza plena en uno mismo. En la vida no atraemos lo que deseamos, sino lo que somos, y si vivimos en un constante estado de gratitud y autoconfianza plena, nuestra mente estará más enfocada en identificar lo positivo que nos rodea, para de esta manera aprovechar las oportunidades de manera plena. Debemos aprender a ser agradecidos con todo lo que nos suceda durante la aventura de emprender, por más pequeñas que sean las victorias o lo dolorosas que puedan ser las lecciones de vida.