Por: Juan Carlos Martínez Torres
Consultor en Innovación
Corporación MAVI
Es común que hoy en día todos queramos ser considerados innovadores, por ello, tanto emprendedores como empresas desarrollan esfuerzos por diferenciarse, y en efecto es muy importante hacerlo, no solo para destacar, sino particularmente para competir, pues innovar ha dejado de ser una salida atrevida o arriesgada, para convertirse en un mínimo esperado.
En efecto, innovar debe ser parte del ADN de una empresa y de las personas que la componen, esta no solo debe estar en la mente de un gerente o de un accionista, sino en cada persona, en cada miembro, en cada individuo relacionado con la operación, y es que si vemos la innovación como una lengua o idioma, de nada sirve que ese lenguaje solo sea utilizado por los cargos directivos si no son capaces de comunicarlo o hablarlo con roles más operativos, en este sentido toda la organización debe tener la habilidad de dominar el uso de ese lenguaje para ponerlo en práctica.
Ejecutar procesos de innovación es particularmente un reto, uno con gran potencial, y para el cual , como empresa o como individuos, debemos prepararnos.
A continuación, veamos algunos de los ingredientes que son necesarios trabajar para innovar:
- Creatividad y conocimiento: Ciertamente las ideas son la base de todo lo que físicamente el mundo conoce y utiliza, y es que básicamente cada cosa que como consumidores adquirimos, inició como una idea, una idea que fue imaginada por alguna persona en alguna parte del mundo. Es por esto que tener una mente abierta a todas las posibilidades o una mente dispuesta a ver lo inimaginable, es la raíz de ideas disruptivas o brillantes. Por otro lado, la creatividad suele verse como la contraparte de la lógica, cuando en realidad son más bien dos caras de una misma moneda, es imposible que ambas estén separadas, y es que, en cualquier cosa, proceso, producto etc., encontraremos cierto nivel de creatividad y de lógica, y es por esto que el conocimiento adquiere importancia, pues si no tenemos conocimiento difícilmente podremos superar barreras mentales o incluso físicas.
- Oportunidad y flexibilidad: Las ideas usualmente son un gran tabú, pensémoslo bien, si se nos ocurre una gran idea, ¿tendríamos el valor de compartirla con el mundo y arriesgarnos a perderla?, este suele ser el dilema al que se enfrenta muchas personas, y es por eso que existe siempre resistencia a compartir lo que hacemos o aquello en lo que trabajamos, sin embargo, hacerlo puede traer muchos beneficios, y a nivel empresarial es importante propiciarlo, pues si nuestros equipos de trabajo no son capaces de proponer y desarrollar internamente estas ideas solo por aprovechar la oportunidad, la empresa también perderá activos valiosos, de conocimiento y de recurso humano, de seguro esa persona terminará alejándose y buscando materializar su idea. Por otro lado, hacer esto implica invertir o incluso sacrificar tiempo y recursos; entonces, no sería más fácil encontrar apoyo en la empresa. Este concepto de tener empleados-socios, es una gran oportunidad en doble vía, y es la posibilidad de aprovechar muchas oportunidades desde el punto de vista que se tenga; efectivamente, implica renunciar al control total de un proyecto, pero a costa de materializarlo con mayor rapidez. El consejo en este punto es simple, nuestras empresas y emprendimientos tienen que estar preparados y abiertos a mantener sus activos, sus ideas y su recurso humano.
- Prueba y error: Posiblemente una de las etapas más importantes, pues sin un proceso de desarrollo de productos, servicios o procesos, la innovación sería sencillamente una mala inversión, quizá una inversión demasiado arriesgada, por sus altas posibilidades de fracaso. De la misma manera que se considera que la primera impresión es la que cuenta, un emprendedor o una empresa gozan de pocos “momentos de verdad”, es decir, situaciones donde tenemos la posibilidad de materializar, cerrar o concretar una transacción comercial, estratégica, etc. Y si para afrontar dicha situación no contamos con un producto bien estructurado, no solamente habremos perdido el tiempo, sino también una valiosa oportunidad. Prototipar nos permite desarrollar nuestros productos de una manera consciente, a partir de un proceso de prueba y error controlado y planeado, en el que por consecuencia tendremos data o información que puede retroalimentarnos, antes de enfrentarnos a momentos de verdad cruciales. Sin embargo, no basta con probar una única vez, es necesario seguir este proceso de prueba y error tantas veces como sea necesario, hasta estar totalmente seguros de que nuestro producto tiene potencial y aceptación de mercado.
Es posible que la receta de la innovación pueda variar un poco, finalmente cada persona es un mundo diferente, con gustos y sensaciones únicas, por lo que seguramente encontraremos algunos otros aspectos que sean considerados para otros más o menos importantes, sin embargo, lo más probable es que encontremos que estos tres aspectos suelan aparecer de cierta forma en otras recetas.
Y es que cocinar un buen producto, requiere de talento, ambición y osadía por innovar, un emprendedor que innova es alguien atrevido que está dispuesto a hacer lo que nadie más ha intentado, pero debe ser alguien que esté dispuesto a asumir enfrentar el reto de construir su propia receta para innovar.