Laura Molinares
Consultora en Finanzas

Hoy en día una gran parte de los jóvenes pensamos en grande cuando se trata de las expectativas a futuro y el rumbo de la vida en el aspecto financiero. Si eres de ese porcentaje de la población que quiere con todas sus fuerzas ser emprendedor, empezar su propio negocio y desarrollar sus habilidades, quédate leyendo, esto te puede interesar.

Primero que todo, ¡debemos tener claro cuál es nuestro objetivo! Es el paso número 1. Si no conocemos a dónde queremos llegar, tardaremos más tiempo explorando opciones según el camino que la vida nos vaya proporcionando. No hay que esperar cuando se puede aprovechar el ahora, se trata de tomar el control y cambiar nuestra realidad a lo que queremos. Si bien es fácil imaginar el resultado final, es de vital importancia empezar a generar los planes que nos permitan llegar a ese anhelado objetivo.

En cualquier aspecto de nuestra vida, contamos con recursos que nos ayudan a lograr lo que nos proponemos, no podemos olvidar que son limitados y muy valiosos. En nuestro contexto empresarial, iniciemos por el recurso dinero. Es un recurso fundamental, independientemente de la suma con la que empecemos a trabajar, lo importante es saber administrarlo correcta e inteligentemente.

Para empezar desde cero un negocio, analicemos los siguientes tips para poner en práctica:

Crea metas de ahorro: Así de simple. Una meta de ahorro diaria, semanal o mensual muy específica. Pensar en un ahorro periódico y específico, por ejemplo, semanal, hace que nuestro cerebro lo perciba como algo posible y así mantendremos la motivación para llegar al objetivo a largo plazo que será el capital inicial.

 

El dinero de nuestro negocio no es el mismo que está en nuestro bolsillo: una vez iniciado el proyecto, debemos diferenciar muy bien las cuentas para lograr el éxito en este aspecto. Si confundimos los ingresos y gastos personales con los corporativos, no podremos conocer realmente el estado financiero de nuestra empresa.

 

Piensa en costos unitarios: debemos tener claro cuál es el ingreso que tendremos por cada venta, sea de bienes o servicios, y cuál es el costo asociado al mismo. ¿cuántas unidades debemos vender para llegar el punto de equilibrio? ¿cuáles son los productos más y menos rentables? Pensar de esta manera permitirá entender mejor las oportunidades y enfocar la estrategia comercial.

 

Ten siempre presente tu presupuesto: La buena organización es clave, más cuando de finanzas se trata. Es muy útil simular las posibilidades para saber cómo reaccionar ante diferentes escenarios y tratar de mantener el equilibrio y el control a lo largo del proceso. El presupuesto servirá siempre como guía y como alerta para identificar desviaciones frente al objetivo, ante lo cual hay que analizar la causa y generar planes de acción para corregirlo.

 

Invierte en ti: por último, no olvidemos que el activo más valioso que tenemos es nuestra mente, por lo tanto, nunca puede dejar de aprender cosas nuevas, desarrollarse y mantenerse al día con todas las tendencias de nuestra generación.