Por: Mauro Hernández Martínez
Malú Diseño e Impresión
La historia de Malú comienza caminando las calles del centro de Cartagena, observando los turistas que disfrutaban del centro histórico y se encantaban de sus estructuras, iglesias y algunos monumentos. Para hablar de Cartagena hay una lista larga de temas para inspirar, la ciudad está llena de atractivos turísticos, que no solo se reflejan en playas o murallas, sino en la historia que encierra sus edificaciones, lo cierto es que en la actualidad es considerada como el “Destino turístico por excelencia de Colombia para viajeros nacionales” (Salazar, 2016), lo cual es soportado por las cifras de la Sociedad Portuaria Regional, en donde expresa en sus proyecciones que los visitantes superarían los 557.000 entre el 2016 y el 2017 y que hace una década atrás no pasaban de 75.000 (Presidencia de la república, 2016).
Todo lo anterior, siempre había generado inquietud, porque a pesar de tener un gran mercado comercial en la ciudad, no se había pensado en atacar una necesidad y crear una oferta directa a los turistas nacionales e internacionales. En este orden, se comenzó a plantear opciones como restaurantes, carpas de playa modernizadas o venta de jugos típicos estandarizados, sin embargo, por algunas razones como presupuesto y tiempo no se llegaba a una gran idea de negocio.
Después de un tiempo sin tomar decisiones, por casualidad al recibir un regalo de un amigo que llegó de Italia, cuyo viaje buscaba conocer de ese país y disfrutar un tiempo de vacaciones, me sorprendió con una camiseta de recuerdo de Italia con la bandera del país estampada al frente con un toque modernizado, lo que causó gran curiosidad en el diseño porque al compararlo con los que se manejan en Cartagena, tenían una gran ventaja en la calidad de la impresión.
En ese momento, fue donde se conectaron los puntos, “mercado de turistas” y una “oferta textil que debe mejorarse, modernizarse y renovarse”. Así comenzó todo, se fortaleció la idea, se definió cual sería la innovación, se investigó para conocer aspectos técnicos, tecnológicos y económicos del negocio, y con todo esto, se determinaron las técnicas de estampados a utilizar, capital de inversión, software y uso de las redes sociales para generar publicidad y relaciones comerciales.
Partiendo de lo anterior, con las cotizaciones de lo que necesitábamos para iniciar se dio el primer paso y se superó el miedo a arriesgarnos. Luego, vino la compra de las máquinas, materiales, insumos y se acondicionó un cuarto dentro de una vivienda con espacio suficiente para las mesas de oficina, además se aseguró una adecuada iluminación y las conexiones eléctricas. Así un día como otro, se arrancaron con las pruebas, después de 6 intentos y llenos de desesperación por no tener éxito, se llegó hacer el primer producto, dentro de límites de calidad aceptable. Cada intento fue documentado para saber que parámetro de temperatura y tiempo, se debía usar en la plancha térmica y en el uso de los materiales. Fue clave en cada paso, la consulta a los proveedores y la instrucción con videos de YouTube y asesorías de expertos.
Hoy en día, se está trabajando en fortalecer y promocionar la idea. Con la publicidad se ha logrado en Instagram 950 seguidores y 63 publicaciones en menos de 2 meses y por Facebook 618 seguidores en el mismo periodo. En junio del presente año, comenzó con la temporada del día del padre y se tuvo muy buena acogida en el mercado, las ventas superaron los USD 600 y con más de 150 artículos vendidos entre camisetas, mugs y gorras. A pesar de todo, se sigue creciendo, en cuanto a calidad de diseños y publicidad creativa y siendo conscientes que hay una competencia fuerte con años de experiencia y mucho talento.
Finalmente, lo más importante es el conocimiento del mercado que se debe atacar, que son todos aquellos turistas que acogen la ciudad y las estrategias que hemos planeado apuntan hacia él.