Por: Eimys Portillo Tati
Universidad del Norte

La realidad del siglo XXI hace cada vez más notorio cómo la innovación va haciendo parte de cada esfera de la vida social y cómo la estructuración de las empresas, los negocios, los emprendimientos, e incluso las instituciones giran en torno a satisfacer esas demandas que surgen de una sociedad que avanza a mayor velocidad.

Una de estas demandas vigentes es la educación virtual, la cual ha sido objeto de controversias en algunas sociedades, sobre todo en un país como Colombia; que aún no puede considerarse un país desarrollado. En términos generales, la educación virtual ha sido considerada como algo “descabellado” y “fuera de lugar” ya que se tiende a pensar que sólo puede ocurrir en países con un elevado nivel de ciencia, innovación y tecnología. Sin embargo, hoy pretendo explicar por qué la educación virtual se convierte en una oportunidad clave para las nuevas generaciones y más aún en un país como el nuestro.

En primera instancia, cabe partir del hecho de que si bien la educación virtual, en la actualidad, no es apta para todo tipo de sociedades y más aún aquellas que tienen altos índices de pobreza; por la carencia de equipos tecnológicos, las dificultades de acceso a internet, entre otros aspectos; podría considerarse como la clave para acercarse a un mayor nivel de desarrollo. En este sentido, está demostrado que los países que invierten en mayor porcentaje en ciencia, innovación y tecnología tienden a crecer más rápido y por ende satisfacen más fácilmente las necesidades y requerimientos del entorno socioeconómico; de ahí que muchos de los países latinoamericanos no experimentan altos niveles de desarrollo.

Así, implementando la educación virtual, las universidades, instituciones de educación superior y centros educativos, como colegios u otras entidades que brinden el acceso a cursos o carreras técnicas, diversificarían su oferta de valor, de tal forma que podrían mejorar su gestión y realizar una menor inversión en infraestructura y otros aspectos complementarios o de apoyo al proceso educativo, adentrándose de lleno en mejorar la calidad de la enseñanza. Si bien cambiaría a groso modo el modelo educacional actual, dando un giro total a lo impuesto desde antaño, esto reconocería que la sociedad y por ende las instituciones y prácticas de las mismas deben ser dinámicas y registrar avances significativos para evitar caer en una etapa de estancamiento. Cabe resaltar, que no se pretende que la educación virtual  reemplace al 100% la educación convencional, sobre todo en la etapa escolar (pre-escolar, básica y media), entendiendo las ventajas que representa la educación presencial para el desarrollo de habilidades sociales en los niños y jóvenes; pero sin lugar a duda, sería un complemento indispensable para llevar estos procesos de formación a otro nivel.

Ahora bien, sí, se tienen que implementar un sinfín de estrategias para que lo anterior funcione, y puede que no sea un proceso sencillo, pero a la final terminarían contribuyendo a una mejor formación del capital humano, no sólo porque este tipo de educación podría priorizar en la inversión y utilización de bases de datos especializadas y software especializados, sino porque también los estudiantes tendrían más oportunidades de especializarse en determinadas subáreas de conocimiento, organizar su agenda para dedicar tiempo de calidad al estudio y prepararse para futuros escenarios, en los cuales este tipo de lógica de estudio se vuelve una realidad a la hora de trabajar, tal como la translocación, que es clave en los trabajos de hoy día.

En este orden de ideas, y para terminar, cabe destacar la importancia de estos temas mencionando la célebre frase de Nelson Mandela al afirmar que “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, yo le añadiría que contar con una educación adecuada a las demandas que nos exige el mundo actual, nos daría como resultado un verdadero cambio.