Por: Juan Carlos Martínez Torres
Consultor en Innovación
Corporación MAVI
Vivimos en un mundo donde absolutamente todo tiene precio, es normal escuchar la frase “nada es gratis”, desde niños se nos adoctrina para no tener mayor capacidad de pensamiento, pero si para contar con la capacidad de obedecer y de servir a la sociedad. Nuestro sistema educativo representa un eslabón más de un sistema que busca alimentarse a sí mismo, y todo aquello que no se enfoque a ese objetivo, parece ser mal visto.
Es en este punto donde se pueden vislumbrar algunas premisas con respecto a nuestra realidad, producto del actual sistema económico donde el 50% de la riqueza del mundo yace en las arcas de un poco más de 500 personas, dejando el resto de la riqueza distribuida entre los restantes 7000 millones –aproximadamente-; los capitales y las riquezas a escala del planeta no fueron jamás tan grandes. Es lógica una situación de esta magnitud cuando los salarios de entre empresarios y obreros superan en muchos países más de 10 salarios mínimos, e incluso las estructuras organizacionales alcanzan hasta 36 niveles salariales diferentes como es el caso del Banco de Bogotá (Colombia); al respecto el filósofo y pensador Platón mencionaba que la fortuna más alta, no debía alcanzar más de 5 veces la más baja.
En esta sociedad conceptos como el de “justo medio” planteado por Aristóteles se ha perdido en tal alienación, de tal forma que ha creado la administración para controlar este sistema. Pero ¿qué es realmente la administración?, como disciplina y campo de conocimiento la administración se enseña en muchas escuelas de negocios y se ha convertido en una verdad inequívoca y verídica; es definida según la RAE como: gobernar, ejercer la autoridad o el mando sobre un territorio y sobre las personas que lo habitan; este se cimienta sobre la estructura fundamental propuesta por Henry Fayol: planificar, organizar, dirigir y controlar. La administración entonces, como área de conocimiento y oficio, se trata de un arte que busca prosperidad y tal responsabilidad recae en la figura de gerentes o empresarios.
El éxito de una empresa se asocia culturalmente con la cantidad de ingresos que es capaz de generar, sea cual sea el caso, parece que cualquier acción que lleve a generar un mayor beneficio económico está justificada desde que no viole ninguna ley, una condición ciertamente diciente del presente y realidad de muchos países.
Sin embargo la realidad económica en el planeta dista mucho de las expectativas de muchos expertos, y de la población en general. Como especie, hemos logrado un avance notable en conocimiento, cultura y desarrollo, en otras palabras tenemos un mejor de nivel de vida hoy en día que la que nuestros antepasados tuvieron hace 5 o 6 generaciones. Pero si esto es así ¿por qué economías en todo el mundo presentan tales niveles de inestabilidad? y ¿por qué vivimos en sociedades tan diferentes socioeconómicamente hablando?.
A ciencia cierta es difícil responder este tipo de preguntas, y quizá existan algunas luces de lo que puede estar ocurriendo en el pensamiento y visión de cada persona o profesional, sin embargo es posible que todas esas respuestas se puedan resumir en una sola idea “la misma naturaleza humana”; en efecto nuestra naturaleza está abocada a la competencia y al progreso, y por años hemos avanzado como especie en la medida en que hemos entendido qué ocurre a nuestro alrededor y cómo podemos sacar provecho de tales circunstancias.
Es posible que muchos planteen que dichos comentarios recaigan en un tema ético y moral, sin embargo vivimos cómodos en un planeta que poco a poco se seca, donde nuestros recursos escasean a niveles preocupantes. ¿Cómo entender las razones por las cuales estamos dando mal administración a nuestras sociedades, economías y a nuestro planeta?.
La humanidad requiere de más conocimiento de las ciencias sociales y económicas para ser mejor entendida y administrada, los ideales de generación de riqueza eventualmente pueden ser necesarios en búsqueda de formar las bases indispensables para alcanzar nuevos esquemas socioeconómicos. Nuestra sociedad en particular requiere una imagen propia, inédita y categórica de sí misma, debemos reinventarnos como sociedades y a su vez reinventarnos como personas. La administración hoy debe reencontrarse desde una perspectiva más humana, y buscar desde la realidad de una sociedad latinoamericana elementos de desarrollo no “tradicionales”, que le permitan solventar economías más sólidas e independientes.